sábado, 20 de septiembre de 2008

Amigo Imaginario

Un día estaba muy aburrida, no tenía mucho que gacer y mis amigos no estaban, no había quien se sentara a platicar o simplemente a escuchar. Salí a tomar un poco de aire, crucé la calle y entré a caminar por el pequeño camino de piedras que daba vuelta al parque. Después de unos cuantos pasos, comencé a soñar y en ese sueño apareció alguien llamado Guiko, salió de entre las ramas con un brinco inesperado pero cálido, en un instante se presentó y saludo.
Al principio me asustó, pegué un grito y después me reí, era muy pequeño e indefenso; pronto se ganó mi confianza, platicamos casi toda la tarde. A él le gustaba estaba en el parque y a mí también, le gustaba la naturaleza y sabía mucho de ella, porque había recorrido muchos lugares. Me platicó de sus viajes y de sus aventuras y yo le platiqué tambié las mías. Tanto nos conocimos que decidimos ser amigos para siempre, en la buenas y las malas y que no nos separaríamos aunque sucediera lo que fuera.
Desde ese momento, todos los días platicábamos. nos veíamos y compartíamos todo lo que nos había pasado en el día. Cada quien era como el diario del otro, compartiendo la felicidad de una amistad sin condiciones y llena de sueños.

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